Y las musas no me susurran su amor al oído
Son solamente palabras y más palabras oníricas
Que corren raudas en mi mente y que debo cazarlas
Para procrear una hija llamada poesía
Amarga noche
Perros que aúllan llamando desgracias ajenas
La noche subterránea es garantía del movimiento
En la ciudad
En un barrio
En una casa
La vida se esfuma
Como pucho disuelto
En tierra abierta
Un, dos, tres gritos
Ruidos de horror irreconciliable
Los escucho a mi pesar
Auschwitz está cerca
En el baño de mi casa
En estado de espera
Manos inflamadas
Ojos hinchados
Labios desquebrajados
Pies sin sentidos
El cráneo sudado y demacrado
La noche quiso enseñarme…
Cuando un pequeño
Lagrimea en su peluche
En su ancha cama
Cierto dios llora la violencia
Bajo su frondosa sepultura
Golpes entre humanos martirizados
La sangre negra envenenó
La violencia de mi casa
Leonardo de Valdivia
De gran placer
Sobre mis tercos cabellos castaños
Me cubre con su odio solidario
Emanando su sahumerio
En la alborada
Y como pimpollo de juguete
Estará brillando
Con su fina voz de plata
Ahuyentando cada ser inferior
Pero al fin te barreré
Como polvo elegido
Por las roñosas tablas de mi cuarto
Cuando llegue el miedo de tu compañía
I
Llegarás hacia mí
Caminando y corriendo
Como golondrina y como mujer
Sentiré tu perfume
Y escucharé danzar tus labios
Cuando relates conocerme
Las nubes se exiliarán
Y el espectro solar
Nos abrazará
En el plástico rocío de la vida
Un abrazo degustaré
Mientras ojeamos escuchar
La música de las jocosas piedras del río Llollelhue
Demostrar que el amor
Es un cigarro revolucionario
Para leer tu rostro
Por decir tu vida
Sin embargo
Es repugnante gritar
Libertad
Cuando te enjuagas las manos
Pedir igualdad siendo sexista
Simplemente es
Comerse los mocos
Paráfrasis a las calles del mundo
Razonando entre lágrimas saladas
De este mundo callejero
Ancho y artificialmente sereno
Todo parece estar bien
Todo está bien – digo
Y así lo es…
Los amigos vomitan mi verso inspirado
El hambre se masturba los fetos solteros
Las mujeres trabajan sus coño en la isla de las Lesbas
El dinero corroe la palabra escrita
Es grato reconocer la caída de una hoja
Entre árboles a flor de piel
Y cafés cargados a sostenes erectos
En heladas soledades de un riachuelo atrapado
Todo está bien explícito
Para reclamar
Que todo
Perduré
Por los siglos de los siglos
Amén
Leonardo de Valdivia
Bajo la lluvia
El viento y la lluvia
Extirpan el frío de la piel algodonada
Con un brillante haz de luz
Caído del cosmos serpenteante
La noche es el sombrero de la tierra
Pero el sol es ropaje terrenal
Los placeres yacen sobre mis vellos
Mientras el orbe se encierra
En la bóveda de los cimientos subhumanos
Es ahí
Sobre ellos
Que los correntosos filamentos corretean
El fango
De mis desnudas patas
Leonardo de Valdivia